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viernes, 9 de diciembre de 2011

Capitulo 13: Erica, herida (Carlota).

A mediados de febrero, las clases empezaron a endurecerse. Todas las asignaturas empezaban a ser más duras y complicadas. Sólo se podían salvar Dibujo y Educación física mágica.
Los Ocho Guardianes aprovechabamos nuestro poco tiempo libre para estudiar, hacer los deberes y buscar algo con qué ayudar a las ninfas.

Un sábado, a finales de febrero, decidimos darnos un pequeño descanso. Fuimos a pasear, los ocho, por el Jardín Encantado. Mientras lo hacíamos, oímos un ruido parecido al que hizo Natasha cuando apareció. Incluso, creímos que era ella. Por eso, Erica fue a ver si era la ninfa, cuando, de repente, cayó de espalda inconciente. Ania y yo nos arrodillamos junto a ella, intentando reanimarla mientras los demás buscaban algo, pero fue Carlos quien la vio:
-Carlota, Anabella ha sido quien ha atacado a Erica.
-¿C´mo?, pero Erica está viva, tiene pulso- dije con la cabeza de mi gemela apoyada sobre mis piernas.
Mis ojos estaban llenos de lágrimas, pues me había temido lo peor.
-Es mejor que avisemos a alguien- dijo Lyra asustada.
-Yo me quedo aquí con ella. Id vosotros- dije secandome las lágrimas con la mano.
-Iremos nosotros y que la chicas se queden contigo, Carlota- dijo Carlos.
Asentí y capté la mirada de Jorge. En su rostro se podía ver la misma preocupación que yo tenía po mi hermana, pero en ese instante, no me podía imaginar el por qué. La miró una última vez y se fue junto a lo otros tres chicos.
Poco tiempo después, llegaron junto al director Daniel Bass. No hizo ninguna pregunta, simplemente hizo aparecer una camilla y trasladó a Erica a la enfermería del instituto.


A los dos días, Erica despertó en la enfermería. Ania, Lyra, Pablo, Carlos, Héctor y Jorge, venía, todos los días a verla. Yo no me separé, ni un momento, de su lado, al igual que mi hermano Fran. Vivimos esos días sumidos en una ansiedad terrible, teníamos miedo de que nuestra hermana no despertase.
Tanto la doctora como la enfermera que estaban al cuidado de Erica, nos decían que debíamos descansar, sobre todo me lo decían a mí, pero ninguno quería separarse de ella. Incluso, nos lo dijo cuando mi gemela despertó, alegando que ella necesitaba descansar, pero fue la propia chica la que le dijo a la enfermera:
-Andrea, por favor, dejelos aquí un poco más. Son mis amigos.
-De acuerdo, pero tienen que descansar, y usted, también.
-Muchas gracias.
Y allí nos quedamos, hasta la hora de la cena.
Si todo seguía como ahora, le darían el alta a Erica al día siguiente. Y así fue.
Estaba totalmente recuperada y ya no servía para nada que siguiera en la enfermería.
Cuando Erica llegó al departamento, lo primero que hizo fue preguntar si ya habíamos encontrado algo con que ayudar a las ninfas. Algunos si habíamos encontrado algo, a ver si servía...

Febrero ya estaba acabado, cuando, la mañana del veintiocho de este mes, me desperté y encontré una carta a los pies de mi cama. Era de las ninfas. La leí y respondí con lo siguiente:
"Hemos encontrado algunos hechizos.
Esperamos que sean suficientes para matar
a la araña. Si sucede algo o hay algún
indicio que la bruja vuelva a atacar,
avisadnos y acudiremos en
vuestra ayuda.
Carlota"
Después me vestí y esperé a Ania y a Erica para ir a la ratonera. Elegía a un ratón con una cara adorable, metí la carta en una pequeña bolsita que tenía en en cuello y lo solté. Parecerían ratones normales si no corrieran demasiado y llegaran al destino en un abrir y cerrar de ojos. Aproveché la estancia allí para enviarle una carta a mis padres contandoles lo sucedido a mi hermana, pero que no se preocupasen, que ella ya estaba bien. Ni Fran ni yo les contamos nada antes, pues estabamos muy asustados y preocupados por nuestra hermana.
Una vez ya en clase, Erica empezó a escribir algo en su libreta, la cual empezó a soltar pequeños gritos al ver que, lo que escribía, no eran los deberes. Se calló en cuantro ella le dio un golpe.
-¿Qué haces?- pregunté en un susurró- Te va ha pillar el profesor.
Erica me hizo caso omiso y siguió escribiendo.
Diez minutos antes de terminar la clase, mi hermana me pasó su libreta. Había escrito un hechizo, el cual me dejó sorprendida, pues no sabía que a mi gemela se le dieran tan bien estas cosas. El hechizo decía:
"Araña, nuestra paz y la de nuestras amigas las ninfas, has pertubado de nuevo. Por esa razón, tú te has de quedar encerrada en este cuadro y en el infierno te has de quemar".
Arranqué la hoja y la doblé. La libreta soltó un grito, que quedó amortiguado por el movimiento de los pupitres. Erica guardó la libreta en su mochila, mientras que yo guardaba la hoja en mi chaqueta. Salimos de clase y yo, intenté reunir a todos mis compañaros guardianes. Quería enseñarles el hechizo de Erica.
A Jorge lo encontré saliendo del baño de los chicos y a Lyra, hablando con unas compañeras de su departamento.
-No sabía que tuvieses tanto talento- dijo Lyra cuando leyó el hechizo y se lo pasó a Jorge, que se limitó a leerlo.
-Sólo me vinieron las palabras a la cabeza y las escribí.
-Eres muy buena- dijo Héctor y en ese momento, sonó el timbre que indicaba el fin del descanso.
-Gracias- dijo Erica agradecida y miró a Jorge, quien parecía muy entretenido con los cordones de sus zapatos.
Todos salimos del patio y nos dirigimos a nuestras clases.
Jorge iba el último. Erica se separó de mí u agarró a nuestro amigo del brazo.
-Jorge, esto no puede seguir así. No podemos estar sin hablarnos por una tontería.
-Yo no soy el que te ha dejado de hablar. Has sido tú, que te enfadaste porque esa chica me besó sin que yo quisiera en el baile de nochevieja.
-Lo sé, perdona. ¿Volvemos a ser amigos?- preguntó Erica.
-Si, claro -contestó Jorge con una sonrisa.
Erica se puso de puntillas y le besó en la mejilla. Luego, salió corriendo hacía mi y fuimos a clase. En cuanto llegó el profesor Bejar, nos mandó a callar.
-Hoy vamos a estudiar hechizos de combate, precisamente, el hechizo de defensa. Pero antes de practicarlo, vamos a leer su explicación en el libro. Señorita Ramirez, lea- dijo el profesor y, una chica de nuestro departamento, empezó a leer.
Cuando la chica terminó, el profesor Bejar preguntó:
-¿Alguna duda?
-Si, profesor- dije levantando la mano.
-Diga, Carlota.
-En el libro se explica que el hechizo se realiza en casos de mucho peligro, pero usted no ha dicho que también sirver para otros casos menos graves- expliqué.
-Es verdad, pero debo explicaros que este hechizo si vale, como ha explicado vuestra compañera, para casos menos graves, aunque no para, como por ejemplo, defenderos de un hada malvada o otra cosa parecida. Para eso está el hechizo que os enseñé a principios de curso, ¿entendido?.
Los alumnos asentimos. Sonó, en ese momento, el timbre que avisaba el fin de las clases de ese día.

A principio de marzo, en los departamentos, apareció un nuevo aviso. Éste indicaba que estaban por empezar las semifinales del campeonato de voleibol.
CAMPEONATO DE VOLEIBOL:
Se comunica que, el domingo 7 de Abril, será la primera semifinal del
campeonato que enfrentara al equipo del
departamento Energía con los demás equipos.
Recordamos que, el primer partido, empezará a
partir de las 15.00 de la tarde.
Atentamente, Fiona Bass.
-¡Ostras!. No me acordaba que la primera semifinal era contra Energía- dije mirando a mi amiga.
-Llevas razón- respondió Ania.
-Ahora, tenemos menos tiempo para ocuparnos de la misión- dije algo preocupada.
-No os preocupeís, nosotros cinco podremos con todo- dijo Erica haciendo un gesto de fuerza.
Sonreí y les pregunté a los chicos que si jugaban un partido de voleibol. Era sábado y no había nada mejor que hacer, así que aceptaron. Al llegar al pabellón de deportes, nos repartimos en equipos mixtos: Carlos, Erica, Héctor y Ania, en uno y, Jorge, Lyra, Pablo y yo, en otro.
No llevaríamos ni una hora jugando, cuando escuchamos un ruido. La pelota quedó suspendida en el aire, inmóvil, paralizada por Erica.
-Ya empezamos...- murmuró mi hermana.
-¿De dónde vendrá ese ruido?- preguntó Ania mietras que, Erica bajaba el balón.
-Parecía provenir del Jardín Encantado- respondió Héctor echando un vistazo por una de las ventanas.
-Las ninfas nos dijeron que hasta mayo no volvería a aparecer- dije después de guardar el balón.
-Recuerda que ya ha aparecido antes- dijo Lyra y con un gesto de la cabeza, señaló a Carlos y a mi hermana gemela.
-Sólo hay una forma de averiguarlo- dijo Carlos.
-¿Yendo a ver si se ha escapado?- preguntó Erica.
-Recuerda que tengo la capacidad de recuerdo, así que, puedo saber si se ha escapado o no.
-No sé si esa utilidad servirá de mucho- oí murmurar a mi gemela.
-¿Vamos?- pregunté dirigiendome, junto a Ania, hacia la puerta.
En poco menos de quince minutos, ya estabamos en el pasillo de las cocinas. Desde luego que la bruja estaba allí, pero lo que no nos imaginabamos que aquello era una especie de espejismo. Aunque ninguno lo podríamos averiguar con nuestros poderes.
Necesitabamos a Roberto, el guardían del amuleto sagrado.

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